Ubicación Física: 320.1 / M297 2020
El príncipe / | |
Autor: | Maquiavelo, Nicolás, 1969-1527. |
Otros Autores: | González Blanco, Edmundo ( traducción ) ; Bonaparte, Napoleón ( comentario ) . |
Pié de imprenta: | Bogotá : Panamericana, 2020. |
Edición: | Segunda edición. |
Descripción: | 232 páginas : ilustraciones ; 14 x 22 cms. |
ISBN: | 9789583058547. |
Tema(s): | |
Nota de Bibliografía: | Incluye bibliografía. |
Contenido: | Capítulo I. De las varias clases de principados. Capítulo II. De los príncipes hereditarios. Capítulo III. De los principados mixtos. Capítulo IV. Por qué, ocupado el reino de Darío por Alejandro, no se rebeló contra los sucesores de éste después de su muerte. Capítulo V. De que manera deben gobernarse los estados que, antes de ser ocupados por un nuevo príncipe, se regían por sus leyes particulares. Capítulo VI. De los principados nuevos que se adquieren por el valor personal y con las armas propias. Capítulo VII. De los principados nuevos que se adquieren por la fortuna y con las armas ajenas. Capítulo VIII. De los que llegaron al principado por medio de maldades. Capítulo IX. Del principado civil. Capítulo X. Como deben medirse las fuerzas de todos los principados. Capítulo XI. De los principados eclesiásticos. Capítulo XII. De las diferentes especies de tropas y de los soldados mercenarios. Capítulo XIII. De los soldados auxiliares, mixtos y propios. Capítulo XIV. De las obligaciones del príncipe en lo concerniente al arte de la guerra. Capítulo XV. De las cosas por las que los hombres, y especialmente los príncipes, son alabados o censurados. Capítulo XVI. De la liberalidad y de la avaricia. Capítulo XVII. De la clemencia y de la severidad, y si vale más ser amado que temido. Capítulo XVIII. De que modo deben guardar los príncipes la fe dada. Capítulo XIX. El príncipe debe evitar ser aborrecido y despreciado. Capítulo XX. Si las fortalezas y otras muchas cosas que los príncipes hacen con frecuencia, son útiles o perjudiciales. Capítulo XXI. Como debe conducirse un príncipe para adquirir alguna consideración. Capítulo XXII. De los ministros o secretarios de los príncipes. Capítulo XXIII. Cuando debe huirse de los aduladores. Capítulo XXIV. Por qué muchos príncipes de Italia perdieron sus Estados. Capítulo XXV. Dominio que ejerce la fortuna en las cosas humanas, y cómo resistirá cuando es adversa. Capítulo XXVI. Exhortación para librar a Italia de los barbaros. |
Resumen: | Según Maquiavelo, el príncipe tiene en sus manos la misión de alcanzar por todos los medios, sin reparos de fuerza ni conmiseración, los fines y razones del Estado. Como el hombre es un ser de bajas pasiones y fácilmente manipulable, entonces "es más seguro ser temido que amado". Con esas armas, el estado fuerte, cuyo objetivo es el éxito, podrá organizar y contener a la sociedad, mantener su posición y regir sin medida. (Tomado de la fuente). |
Lista(s) en las que aparece este ítem: Adquisiciones Derecho 2017-
Tipo de ítem | Ubicación actual | Colección | Signatura | Copia número | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras |
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Libro - General | Sede Cra 13 CYP | Colección General | 320.1/M297/2020 (Navegar estantería) | Ej. 1 | Disponible | 65266 | |
Libro - General | Sede Cra 13 CYP | Colección General | 320.1/M297/2020 (Navegar estantería) | Ej. 2 | Prestado | 2024-04-01 | 65765 |
Libro - General | Sede Cra 13 CYP | Colección General | 320.1/M297/2020 (Navegar estantería) | Ej. 3 | Disponible | 36517 | |
Libro - General | Sede Cra 13 CYP | Colección General | 320.1/M297/2020 (Navegar estantería) | Ej. 4 | Disponible | 36518 | |
Libro - General | Sede Cra 13 Vitrina | Colección General | 320.1/M297/2020 (Navegar estantería) | Ej. 5 | Disponible | 36530 |
Incluye bibliografía
Capítulo I. De las varias clases de principados. Capítulo II. De los príncipes hereditarios. Capítulo III. De los principados mixtos. Capítulo IV. Por qué, ocupado el reino de Darío por Alejandro, no se rebeló contra los sucesores de éste después de su muerte. Capítulo V. De que manera deben gobernarse los estados que, antes de ser ocupados por un nuevo príncipe, se regían por sus leyes particulares. Capítulo VI. De los principados nuevos que se adquieren por el valor personal y con las armas propias. Capítulo VII. De los principados nuevos que se adquieren por la fortuna y con las armas ajenas. Capítulo VIII. De los que llegaron al principado por medio de maldades. Capítulo IX. Del principado civil. Capítulo X. Como deben medirse las fuerzas de todos los principados. Capítulo XI. De los principados eclesiásticos. Capítulo XII. De las diferentes especies de tropas y de los soldados mercenarios. Capítulo XIII. De los soldados auxiliares, mixtos y propios. Capítulo XIV. De las obligaciones del príncipe en lo concerniente al arte de la guerra. Capítulo XV. De las cosas por las que los hombres, y especialmente los príncipes, son alabados o censurados. Capítulo XVI. De la liberalidad y de la avaricia. Capítulo XVII. De la clemencia y de la severidad, y si vale más ser amado que temido. Capítulo XVIII. De que modo deben guardar los príncipes la fe dada. Capítulo XIX. El príncipe debe evitar ser aborrecido y despreciado. Capítulo XX. Si las fortalezas y otras muchas cosas que los príncipes hacen con frecuencia, son útiles o perjudiciales. Capítulo XXI. Como debe conducirse un príncipe para adquirir alguna consideración. Capítulo XXII. De los ministros o secretarios de los príncipes. Capítulo XXIII. Cuando debe huirse de los aduladores. Capítulo XXIV. Por qué muchos príncipes de Italia perdieron sus Estados. Capítulo XXV. Dominio que ejerce la fortuna en las cosas humanas, y cómo resistirá cuando es adversa. Capítulo XXVI. Exhortación para librar a Italia de los barbaros.
Derecho
Según Maquiavelo, el príncipe tiene en sus manos la misión de alcanzar por todos los medios, sin reparos de fuerza ni conmiseración, los fines y razones del Estado. Como el hombre es un ser de bajas pasiones y fácilmente manipulable, entonces "es más seguro ser temido que amado". Con esas armas, el estado fuerte, cuyo objetivo es el éxito, podrá organizar y contener a la sociedad, mantener su posición y regir sin medida. (Tomado de la fuente).
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