Derecho

En particular, los hombres y las mujeres policías hacen parte de la respuesta a estos interrogantes, puesto que, como garantes de la convivencia (fin del ente policía), deben ser íntegros, ejemplares, guías de la comunidad; de resto, todo nuestro quehacer será imposible. Ello se logra, en gran parte, a través de la enseñanza de la ética general y, en particular, de la deontología, que en este caso debe tener peculiaridades y características propias por lo cual la denominamos policial. Así, este libro se constituye en una herramienta fundamental para la formación policial y para los estudiosos de esta materia.

La sociedad actual se encuentra empañada por una suerte de relativismo, como falsa justificación de la crisis de virtudes y de los constantes cambios generados por la tecnología y la ciencia. El avance en estos campos es necesario, por supuesto; pero ¿qué pasa con nuestro crecimiento como humanos? ¿Dónde está la reflexión sobre nuestro aporte a la comunidad, enmarcado en lo ético, lo moral y lo espiritual? ¿Dónde ha quedado la conciencia de que vivimos en comunidad y somos seres trascendentes?